lunes, 2 de abril de 2012


Día Internacional de la literatura infantil y juvenil

En 1967 se decidió establecer el día 2 de abril, fecha del nacimiento del escritor danés Hans Christian Andersen, como el día Internacional de la literatura infantil y juvenil con intención de fomentar la lectura entre este colectivo.
Empezar a amar la lectura desde pequeño no sólo es importante porque estimula la imaginación y el aprendizaje del niño sino que nos sirve a crecer como personas. Si desde la infancia no fomentamos la lectura entre nuestros hijos ya de mayores es más difícil que adquieran este hábito. Aunque, y yo conozco casos, como suele decirse "nunca es tarde si la dicha es buena".

En este día yo me acuerdo especialmente de un libro que todavía conservo como si se tratase de un tesoro. Nos lo hicieron leer en clase y recuerdo cómo estaba deseando que llegara la hora de los viernes en la que teníamos que leerlo.

Bueno, estoy hablando de Cuentos de la calle Broca de Pierre Gripari. Es una antología de cuentos fantásticos. Sus historias me resultaron tan fascinantes que yo me ponía en el lugar del protagonista y la vivía como si me estuviera pasando a mí.
Sinopsis
La calle Broca no es una calle como las demás. Parece un pueblecito y a todos sus habitantes les gustan mucho los cuentos. Hace años, un curioso personaje empezó a frecuentar la calle. Más bien alto , peinado como un erizo, descuidado en el vestir, escritor sin lectores, decía llamarse señor Pierre. Pero los niños descubrieron enseguida ¿que era una bruja!

Del encuentro entre el señor Pierre y los niños nacieron estos diez cuentos Historias fantásticas y divertidas que no han sucedido nunca, ni pueden suceder jamás.


Con esta premisa de partida no digáis que no es apetecible ¡y más para un niño de 9 años! Recuerdo con cariño a los vecinos de este peculiar barrio de los Gobelino de París: el niño Bachir, al que siempre le pasan las cosas más increíbles, su muñeca Escubidú, que todo lo sabía, o a su vecino, el señor Said, el de la tienda de ultramarinos, y su hijita Nadia a la que la bruja de la calle Moufettard quería comerse para ser eternamente joven.

Esta es la portada de la edición que yo tengo, tiene ya algunos añitos... Está en su estantería esperando a que me hijo tenga la edad suficiente para que sepa apreciarlo y, entonces, espero que lo disfrute tanto como su madre lo disfrutó en su día.

Ya sabéis, hay que fomentar la lectura!

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