Título: El testigo invisible
Autora: Carmen Posadas
Editorial: Planeta
Año edición: 2013
ISBN: 978-84-08-03455-1
Páginas: 464
Cotillear, espiar, fisgar, curiosear, indagar, chismear. Sinónimos de lo que llaman "el deporte nacional": enterarse de la vida de los demás para luego darle a la sinhueso, muchas veces con una mezcla de envidia y mala leche. Pero, ignorando la acepción más negativa de estos verbos, tener curiosidad por la vida de los demás es un comportamiento muy humano y puede resultar muy útil. Cómo conoceríamos nuestra Historia si algún "cotilla" historiador no se hubiese encargado de recopilar los hechos para la posteridad. Cómo hubiese avanzado la sociedad si los científicos no hubiesen tenido interés por descubrir por qué se producía determinado fenómeno. La curiosidad mueve el mundo, señores. Y como la curiosidad es innata en el ser humano es comprensible que un hecho tan fundamental para el mundo del siglo XX como fue la caída del zar Nicolás II y la revolución bolchevique siga atrayendo a tantos lectores.
Carmen Posadas en El testigo invisible nos propone precisamente tener la oportunidad de conocer unos hechos de la mano de alguien que podía pasar desapercibido y ser observador privilegiado de la vida íntima de los protagonistas. ¿Qué observa el niño de la portada? ¿Qué hay tras la pequeña abertura que deja una puerta entornada?. Yo, que soy muy curiosa, ardía en deseos de saberlo. Y hete aquí que lo que hay tras esa puerta es una familia normal y corriente, con sus preocupaciones y alegrías, pero con la salvedad que se trata de la primera familia de Rusia, la del zar Nicolás II y la zarina Alejandra. Una familia cuya historia ha hecho correr ríos de tinta, cuya lujosa vida y trágica muerte ha fascinado a muchos. Aún cuando ya se sabe quiénes fueron sus ejecutores, que ningún Romanov sobrevivió a aquella noche del 17 de julio de 1918, que las Anastasias que han ido apareciendo a lo largo de los años eran impostoras y que se han resuelto muchas incógnitas sobre su vida gracias a la documentación desclasificada posteriormente, el magnetismo de esta historia sigue vivo porque hablamos de una familia que pasó de ser de las más poderosas de Europa, de disfrutar de una vida disoluta y llena de lujos, a la pesadilla de los años de penurias en su cautiverio y posterior ajusticiamiento en un sótano a manos de los bolcheviques.
Carmen Posadas en El testigo invisible nos propone precisamente tener la oportunidad de conocer unos hechos de la mano de alguien que podía pasar desapercibido y ser observador privilegiado de la vida íntima de los protagonistas. ¿Qué observa el niño de la portada? ¿Qué hay tras la pequeña abertura que deja una puerta entornada?. Yo, que soy muy curiosa, ardía en deseos de saberlo. Y hete aquí que lo que hay tras esa puerta es una familia normal y corriente, con sus preocupaciones y alegrías, pero con la salvedad que se trata de la primera familia de Rusia, la del zar Nicolás II y la zarina Alejandra. Una familia cuya historia ha hecho correr ríos de tinta, cuya lujosa vida y trágica muerte ha fascinado a muchos. Aún cuando ya se sabe quiénes fueron sus ejecutores, que ningún Romanov sobrevivió a aquella noche del 17 de julio de 1918, que las Anastasias que han ido apareciendo a lo largo de los años eran impostoras y que se han resuelto muchas incógnitas sobre su vida gracias a la documentación desclasificada posteriormente, el magnetismo de esta historia sigue vivo porque hablamos de una familia que pasó de ser de las más poderosas de Europa, de disfrutar de una vida disoluta y llena de lujos, a la pesadilla de los años de penurias en su cautiverio y posterior ajusticiamiento en un sótano a manos de los bolcheviques.
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Palacio de Catalina en el complejo de Tsárskoye Seló (Fuente: Wikipedia) |
El pequeño Leonid trabaja como water-baby (o deshollinador) para la familia imperial rusa en su residencia de Tsárskoie Seló. Su pequeño tamaño debido a su corta edad le convierte en el idóneo para desempeñar unas tareas que implican colarse por los conductos de ventilación del palacio. Así Leonid, junto con su amigo el enano Iuri, recorre las estancias del impresionante y lujoso edificio sin que quienes las ocupan sean conscientes de su silenciosa presencia. Desde allí descubrirá su vocación de voyeur y podrá verlos desde una posición privilegiada, sin ser advertido, invadiendo su intimidad sin que ellos sean conocedores de este furtivo allanamiento. Leonid irá descubriendo la parte más humana de cada miembro de la familia imperial: presenciará los desvelos de un enamorado matrimonio por su hijo enfermo de hemofilia, asistirá a las reuniones de la tímida y crédula Alejandra con su amigo Rasputín, se adentrará en el "reino de OTMA" donde la enamoradiza Olga, la bella Tatiana, la risueña María y la pizpireta Anastasia guardan sus secretos más inconfesables. Pero también será testigo de cómo vive el pueblo llano al que él pertenece, de los sufrimientos de su madre y su tía Nina para sobrevivir, del hambre, el descontento y la violencia que se vive en un San Petersburgo arruinado por una guerra que dura ya demasiados años.
Leonid Sednev, ya nonagenario, decide poner negro sobre blanco estos recuerdos, dejar testimonio de lo que presenció en esa época tan convulsa para Rusia, de esas conversaciones que eran de importancia capital para el futuro del país y que no supo entender en su momento, de esas escenas íntimas durante el cautiverio que humanizan la figura de estos ilustres personajes, de ese amor que sintió por una de las grandes duquesas, de las intrigas y conspiraciones de las que fue testigo involuntario y que arrojarán luz sobre temas tan controvertidos como el del asesinato de Rasputín. Y lo hace desde una posición imparcial, dejando que el lector juzgue por sí mismo a la luz de los hechos.
El pequeño Leonid trabaja como water-baby (o deshollinador) para la familia imperial rusa en su residencia de Tsárskoie Seló. Su pequeño tamaño debido a su corta edad le convierte en el idóneo para desempeñar unas tareas que implican colarse por los conductos de ventilación del palacio. Así Leonid, junto con su amigo el enano Iuri, recorre las estancias del impresionante y lujoso edificio sin que quienes las ocupan sean conscientes de su silenciosa presencia. Desde allí descubrirá su vocación de voyeur y podrá verlos desde una posición privilegiada, sin ser advertido, invadiendo su intimidad sin que ellos sean conocedores de este furtivo allanamiento. Leonid irá descubriendo la parte más humana de cada miembro de la familia imperial: presenciará los desvelos de un enamorado matrimonio por su hijo enfermo de hemofilia, asistirá a las reuniones de la tímida y crédula Alejandra con su amigo Rasputín, se adentrará en el "reino de OTMA" donde la enamoradiza Olga, la bella Tatiana, la risueña María y la pizpireta Anastasia guardan sus secretos más inconfesables. Pero también será testigo de cómo vive el pueblo llano al que él pertenece, de los sufrimientos de su madre y su tía Nina para sobrevivir, del hambre, el descontento y la violencia que se vive en un San Petersburgo arruinado por una guerra que dura ya demasiados años.
OTMA (Olga, Tatiana, María, Anastasia) y Alexis |
Leonid Sednev, ya nonagenario, decide poner negro sobre blanco estos recuerdos, dejar testimonio de lo que presenció en esa época tan convulsa para Rusia, de esas conversaciones que eran de importancia capital para el futuro del país y que no supo entender en su momento, de esas escenas íntimas durante el cautiverio que humanizan la figura de estos ilustres personajes, de ese amor que sintió por una de las grandes duquesas, de las intrigas y conspiraciones de las que fue testigo involuntario y que arrojarán luz sobre temas tan controvertidos como el del asesinato de Rasputín. Y lo hace desde una posición imparcial, dejando que el lector juzgue por sí mismo a la luz de los hechos.
Hay tanto de qué hablar sobre El testigo invisible que abarcarlo todo alargaría demasiado esta reseña que lo único que pretende es haceros una idea de lo que vais a encontrar entre sus páginas. Una novela a la que no le falta de nada: historia, amor, política, guerra, conspiraciones, desilusiones. Una novela que nos retrata los últimos días de la familia Romanov, desde la suntuosidad de los años previos a la Revolución bolchevique hasta los últimos momentos en aquel sótano de Ekaterimburgo con una gran maestría, humanizando a los personajes y tejiendo además una historia que parece surgida de la realidad y que no deja cabos sueltos.
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OTMA durante su cautiverio |
Un contexto histórico perfectamente dibujado, una trama con unos mimbres sólidos y bien urdidos y una gran cantidad de personajes perfectamente construidos que nos dan una visión global de la época hacen que leer El testigo invisible sea toda una delicia y no puedas dejar de leer a pesar de tratar sobre un tema tan manido como es los últimos años del zarismo y de la familia imperial rusa. Carmen Posadas no ha dejado nada fuera de este libro, toca todos los temas: la política, la sociedad, la familia, el gobierno, la tradición, el espionaje. Y todos los temas están perfectamente integrados dentro del argumento y justificados por él. Ha hecho verdadero encaje de bolillos con la cantidad de información que manejaba y le ha resultado una obra redonda. Una termina de leer la novela pensando que ojalá hubiese existido este libro cuando estudiaba en el instituto la Revolución Rusa.
sólo las sombras, cuanto más negras y alargadas, mejor.
Personalmente me interesan más los claroscuros.
Pienso que, como en el arte de los pinceles, son ellos los que logran trazar el retrato perfecto".